En la Edad Media (siglo V hasta el XV), se produjeron grandes avances tecnológicos.
Uno de ellos fue el reloj:
El primer reloj mecánico fue el de pesas, que funcionaba colocando un peso en el extremo de una cuerda, y el otro extremo se enrollaba a un tambor giratorio y el peso descendía.
Están compuestos por una serie de resortes y engranajes que hacen que las manecillas se desplacen lentamente.
Uno de los avances más importantes fue la incorporación del péndulo. El péndulo es un peso suspendido de una cuerda que oscila libremente en el aire.
De esta forma se inventaron mecanismos que permitían un avance fijo del mecanismo del reloj por cada oscilación del péndulo, tales como el escape de áncora:
Por cada Movimiento alternativo de un lado para otro (oscilación) se permite a la rueda avanzar un diente. Además la forma oblicua de los dientes aporta al péndulo un impulso adicional en cada oscilación que compensa las pérdidas sufridas por el rozamiento.
Para proporcionar la energía a este sistema se usaban pesas colgando del sistema de engranajes que iban desenrollando una cuerda. Posteriormente fueron sustituidas por mecanismos de resorte.